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jueves, 10 de septiembre de 2015

La patada de la bestia.



             
Reconozco que como mujer estoy muy dolida después de ver las patadas y zancadillas de esta bestia humana contra la masa de familias sirias que huyen del horror; ella sola  ha conseguido al mostrar su desprecio y su falta de solidaridad más absoluta que mi Monario se ponga en modo pantera. No sé qué fanatismo puede encerrar en ese cerebro enfermo de odio una mujer para que en el ejercicio de la noble y necesaria labor de periodista se convierta ella en el centro mundial de la noticia y de la polémica. Pero mientras hago esta reflexión me viene a la memoria una entrada que hice en el año 2012 en mi antiguo blog (Rosa Nazarí, que ya no existe), y me doy cuenta que vivimos en una constante patada en el culo a cualquier valor que dignifique al ser humano.
Este era el título y decía así:

Éxodo: salida, partida, huida. (2012)

30.000 personas han huido de Siria: niños, ancianos, mujeres, hombres. Otro 1.000.000 ha tenido que huir de sus casa ante el riesgo seguro de que una bomba o un misil las destruya y/o caigan sobre sus cabezas tanto las bombas como la casa, o quizá, algún arma química le alcance allá donde esté. Y otros miles ya no irán a ningún sitio porque están muertos.

100.000.000 mil millones de euros se calcula que han 'salido' de España en el 2012 con destino a paraísos fiscales, no les ha quedado más remedio que huir de otros tantos millones de personas que exigen salarios dignos, sanidad y colegios públicos y gratuitos.

100.000.000 mil millones de euros es la partida de dinero que el gobierno español ha pedido a sus vecinos europeos para que los bancos españoles puedan salir de la crisis financiera que, por una gestión dudosa, ellos mismos han provocado.

4.200.000 personas mueren de hambre en el mundo cada año, en su mayoría niños que no pueden huir de su destino.

120 k de comida al año parte con destino a la basura de la mano de cada ciudadano occidental, al que sin duda le cabe más en el ojo que en la tripa.
Hace muchos años existió un señor llamado Moisés, lucía largas barbas porque era muy muy anciano, pero que ideó la huida (éxodo) del pueblo de Israel, cruzando el Mar rojo en búsqueda de la tierra prometida.

Hoy, tantos años después, la hazaña del éxodo promovido por Moisés que a lo largo de la historia ha sido difundida por todas las religiones como un hecho cierto, nos revela no octante una evidencia que no ha perdido vigencia: el éxodo no ha cesado. El hombre de la era Internet sigue siendo un Moisés que busca su tierra prometida.

Los Sirios buscan sobrevivir a un dictador sanguinario que los está matando dos veces. Los que evaden el dinero con su insolidaridad desprecian a las personas que compra los productos y utiliza los servicios de sus empresas. Sería bueno, por ejemplo, que iniciáramos el éxodo de dejar de ser sus clientes y así demostraríamos también nuestro poder.

El gobierno que pide dinero para los bancos y asfixia al pueblo, no sólo está dando un palo en la mierda que nos salpica a todos, sino que con la constitución los que nos gobiernan se han limpiado el culo.

Los millones de personas que mueren de hambre no son nada más que la demostración del poder exterminador que ha alcanzado el hombre civilizado, y el juego sucio de instituciones mundiales que dicen velar por ellos.

La comida que tiramos al cubo no es otra cosa que la evidencia de que somos un producto, un número programado para consumir y engordar las cuentas de los que evaden 'su dinero'.
Y el éxodo al que nos están empujando, corre el mismo riesgo que el pueblo que guió Moisés, aquel que todavía no ha encontrado su tierra prometida.

No tenemos remedio ni perdón, nos pasa lo que nos merecemos. ¿Acaso no somos mayoría el pueblo llano, acaso no podemos rebelarnos en masa en contra del sistema de castas y clases propias de la Edad Media al que nos están conduciendo?

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